L levas dentro de tu ser como la dulce Delmira,

A lma sin ningún velo y un corazón de flor,

D ios te puso en las manos el Caduceo y la Lira

Y nos deleitas a todos con tus versos de amor.



O ndinas de la mar envuelven tus poemas,

C astísima doncella del mar mediterráneo,

E n vez del Laurel yo te pondría diademas

A dornando tu frente y exaltando tu cráneo…

N eréida de la mar , ¡ regálame tus gemas!